Pues nada de dos en dos, ya que estoy terminando la escultura realista de Paula, ahora estoy avanzando en la cara de Martina, la hija de una buena amiga, ¿a quién no le apetecería modelar ese rostro? y más conociéndola, su sonrisa su mirada cómplice y siempre dispuesta, realmente es un encanto de niña y seguro que se hará una gran mujer, tengo muchas esperanzas en que la escultura refleje su carácter y belleza.